La Alhambra contada a los niños

Uno de los libros que más me he leído, es precisamente este.
Vivo en el Albayzín, mi familia ha trabajado (casi toda) en la Alhambra, desde mi bisabuelo (que era jardinero), al igual que mi abuelo (que luego pasó a vigilante) y todos sus hermanos/as, sobrinos/as… hasta mi madre han sido vigilantes de la Alhambra.
Recuerdo cuando de pequeña iba a recoger con mi padre y mi hermana a mi madre allí.
La he visitado tantas veces que he perdido la cuenta,incluso e visto sitios que no están abiertos al público, pero gracias a mi madre los e podido ver.
Me compraron este libro cuando tenía tan solo unos 7 años, y recuerdo que me lo leí en dos días porque me encantaba.
Siempre me han fascinado las historias que tuviesen que ver con el “trabajo de mi madre” recuerdo que me contaba "cosas" que habían pasado allí, leyendas y un sinfín de historias, de descubrimientos… Creo que no todo el mundo tiene esta gran suerte que yo he tenido.

La Alhambra contada a los niños es  un libro que recomendaría leerlo, pero no solo a niños, sino también a adultos.
Las ilustraciones son muy bonitas, es un libro ameno y cortito.
Es una imitación de los cuentos de tradición oral, donde un abuelo les narra a sus nietos y una amiguita, la historia de la alhambra.
Va dando detalles históricos, arquitectónicos, junto con las leyendas que hacen que la fantasía vuele.
Una de las partes que más me gusta de este libro, es la que se relata la historia de la rendición y entrega de Granada y la Alhambra por parte de Boabdil.
Hay un romance de aquel tiempo que cuenta el último suspiro que Boabdil hacía a su amada Granada y Alhambra, que dice así:

Desde una cuesta muy alta

Granada se aparecía.

Volvió a mirar a Granada

De esta manera decía:

¡Oh, Granada la famosa

mi consuelo y mi alegría!

¡Oh, mi alto Albayzín

y mi rica Alcaicería!

¡Oh, mi Alhambra y Alijares

y mezquita de valía!

Mis baños, huertas y ríos

donde holgar yo me solía…

Que ayer era rey famoso

y hoy no tengo cosa mía…

Iba su madre delante

con otra caballería;

Viendo la gente parada

la reina se detenía

y la causa preguntaba,

porque ella no la sabía.

Respondióle un moro viejo

con honesta cortesía:

- Tu hijo llora a Granada.

Y la pena le afligía.

Respondido había la madre

de esta manera decía:

-Bien es como mujer

Llore con grande agonía,

el que como caballero

su Estado no defendía.